En Documentación

En estos tiempos en los que la generación Z quiere trabajar menos para vivir más y mejor; en que se observa un deterioro acusado de la salud mental en la población trabajadora, constatándose un aumento en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos, e hipnóticos; en los que a la inspección de trabajo se le envía a realizar campañas de control de horas extras en determinados sectores; en los que progresa día a día el número de trabajadores de determinados colectivos que renuncia o presenta su dimisión al trabajo; en que se lucha contra el trabajo casi gratis y precario de los becarios; en que se lucha por la jornada semanal de cuatro días; la sisifemia y sus consecuencias dañinas para la salud mental y física derivada de determinadas prácticas de las empresas y organizaciones está de radiante actualidad, debiendo actuarse en prevención para evitar la aparición de la sisifemia y de las enfermedades que de ella puedan derivarse.

La sisifemia el cansancio mental del trabajador infatigable. Pandemia de trabajos con tecnoestrés, un mundo frenético donde las tareas son para “ayer”, con sobrecarga mental excesiva continuada. El trabajador comprometido día tras día de forma incesante a un trabajo “excesivo”, con la mirada constante a lo que hace y cuanto le resta por hacer para poder acabar la jornada sin trabajo pendiente o con el menos posible, y la permanente convicción de que mañana sucederá lo mismo, recuerda a la maldición de Sísifo y de ahí que a su padecimiento lo denominemos “Sisifemia”. Supone el hacer día tras día un esfuerzo heroico por alcanzar el objetivo diario, para al día siguiente acometer tareas pendientes más las del día, volviendo a tener que realizar un esfuerzo heroico, hasta que sobreviene el agotamiento psíquico y físico la desmotivación y la aparición de la ansiedad, la depresión y el insomnio, y otras enfermedades físicas. En un mundo laboral donde prima la competitividad a cualquier precio, donde abunda la precariedad laboral, y más en gente joven, los trabajos con alta carga mental son terreno abonado para la “sisifemia”.

Los nuevos sistemas organizacionales y la digitalización, fomentan la posibilidad del teletrabajo, o el hacer del domicilio el centro de trabajo, pero pueden propiciar trabajos agotadores posibilitando la dedicación laboral más allá de lo que entenderíamos como jornada laboral, convirtiendo el trabajo en una dedicación que invade el tiempo de descanso, de ocio, lo íntimo personal y la conciliación familiar, que unido a la compulsión por hacer más para poder concluir la ingente tarea y la no desconexión puede conllevar a este padecimiento.

 

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